Se trata de uno de los temores más frecuentes a la hora de abandonar el hogar, y no es para menos, pues a lo largo de los últimos años, las cifras de robos o entradas fraudulentas se han multiplicado, especialmente en ciertas áreas conflictivas de las grandes ciudades.
Pero también en zonas residenciales o de lujo, incluso en inmuebles vigilados, bien iluminados y con cámaras de seguridad.
Una de las principales razones de que los ladrones lo encuentren fácil, es la desatención de los usuarios respecto a sus propios sistemas de cerrajería. Es necesario hacer instalar cerraduras antirrobo de última generación (sean electrónicas o tradicionales), las cuales evitarán robos con técnicas muy sofisticadas, métodos de robo que hasta hace unos años eran difíciles de imaginar.
Por ejemplo, el procedimiento del impresioning es extremadamente peligroso y sutil. Se trata una técnica muy refinada a través de la que obtiene una llave perfectamente válida para la cerradura que se desea abrir. Sin copias
Basta papel metalizado y una habilidad, que, afortunadamente, no está al alcance de todos los ladrones. Casi en exclusiva las cerraduras electrónicas de última generación pueden parar esta técnica. De todos modos, habrá que protegerse indudablemente contra el bumping, otro de los procedimientos refinados que pueden traer grandes disgustos.
Los requerimientos de seguridad de un inmueble son muy relativos, pero raramente podrá ser asaltado un piso o casa que se proteja con puerta acorazada o blindada, elementos que tendrán que ir asociados a cerraduras antibumping.
Por supuesto y en cualquier circunstancia, en vacaciones, las viviendas deben estar protegidas al menos por cerraduras antitaladro, antiextracción, antitarjeta, antipalanca, antiganzúa… productos de cerrajería dedicados a detener los más habituales y conocidos intentos de robo, en este caso al alcance de muchos ladrones.
